Haber, ante todo quisiera dejar en claro que como el tema da para extenso, sólo deseo abrir el camino para un breve análisis. Y que mi meta es simplemente recalcar sólo 2 puntos. Por una parte la responsabilidad social de las universidades en poder generar profesionales de calidad y con competencias, circunstancia que no se cumple en el corriente de las casa de estudios superiores.
Y en segundo lugar recalcar que la concepción de Universidad a todas luces no se condice con la actividad empresarial que surge de esta actividad como iniciativa privada.
El diccionario de la Real Academia Española define universidad en uno de sus significados como; “Institución de enseñanza superior que comprende diversas facultades, y que confiere los grados académicos correspondientes. Según las épocas y países puede comprender colegios, institutos, departamentos, centros de investigación, escuelas profesionales, etc.”
A partir de esta singular definición es pertinente analizar la existencia de carreras creadas por las diferentes universidades, y son conocidos los casos como los ocurridos en la universidad UTEM o UNIACC y porque no decirlo, respecto del nuevo y pomposo proyecto de nuestra casa de estudios el “COMIUNITY COLLEGE”. Respecto de los primeros casos sabemos que las carreras ofrecidas por estas casas de estudio jamás tuvieron un campo laboral y por otra parte es de esperar que nuestros nuevos compañeros no corran riesgos en su futuro laboral como económico por motivo de las incursiones de la iniciativa privada en este país sobre la educación, con un sin fin de inventos para aumentar el espectro de su giro comercial. A raíz de esto que les expongo sugiero la siguiente pregunta ¿La prestación del servicio educación en nuestro país constituye un acto de comercio?
A todas luces parece no serlo desde una perspectiva al son del espíritu de la legislación nacional, que exige de toda institución educacional superior constituir una personalidad jurídica sin fines de lucro, pero sólo vasta analizar el comportamiento de estas en el mercado, su desenvolvimiento, su compromiso para con el estudiante que no pasa de ser, una pésima relación con un muy mal proveedor de servicios.
Señores Uds. me podrían dar mil razones para destruir mi argumento y ese no sería problema, pero el punto que deseo recalcar con todo esto es: ¿desde cuando la educación se transformó en una actividad que genera ganancias económicas?, ¿Por qué hemos aceptado que nuestra ignorancia abra paso a un negocio?, o desde otro punto de vista, nosotros como acreedores de ciertas prestaciones que suponen ciertos niveles de calidad ¿Por qué nos conformamos con lo poco y nada que la educación de mercado nos ofrece? ¿Somos además malos consumidores?
Y es que me parece imperdonable, que a más de 20 años de la ruptura del antiguo sistema educacional, la población, y me refiero a esta en todas sus esferas, no se pronuncia de ninguna manera. Es más se mantiene en un rotundo y absoluto silencio. A pesar de existir una disconformidad unánime al respecto.
Resulta imprescindible una legislación comprometida con los estudiantes, y no digo esto como capricho, si no que somos los estudiantes los futuros profesionales y técnicos que actuaremos directamente en el Chile en poco tiempo más, no puede ser que las universidades se excusen de dar seguro de desgravamen, por ejemplo.
Hoy las Universidades tanto privadas como “PÚBLICAS”, generan un campo de obstáculos para el desarrollo del conocimiento, que imposibilita el desarrollo de una sociedad mucho más conciente y cultivada. Se destruye poco a poco el rol fundamental de la Universidad que es crear y generar conocimientos que sean de utilidad para la sociedad.
El reciente comentario fue asesorado por:
La vaca Flavia;
El esclavo Estico;
y El juez Ticio.
En su gran y único fundo Corneliano.